En los primeros momentos solamente los miembros del sector y unas pocas personas adineradas pudieron ponerse implantes dentales. Llegando a ser algo exótico y solo disponibles en unos pocos lugares en el mundo.
Uno de los pioneros de la implantología moderna fue Prof. L. Linkow (Nueva York) que colocó su primer implante (subperióstico) 6 semanas después de salir de la universidad en 1956. El continuó trabajando, inventando y enseñando durante más de 4 décadas.
Los implantes dentales solo estuvieron disponibles durante muchos años para las personas que ocupan la parte superior de la pirámide social. Eran muy caros. Este hecho se debió en parte a la falta de intercambio de conocimientos entre los países; los médicos que "conocían" estas técnicas no podían trabajar en otros países, se necesitan licencias y habilidades lingüísticas y la voluntad para moverse. Otra de las razones hasta hoy por la que no todo el mundo puede tratarse con esta técnica es la rigidez de la ciencia. Las invenciones y el origen de "el futuro" ya no son exclusivamente promovidas por las universidades. Hoy el conocimiento acumulado y el rápido desarrollo de nuevas tecnologías, permite avances inmediatos en la mejora de los tratamientos por parte de los clínicos. Sin embargo el metaanálisis (evidencias científicas) a pesar de seguir siendo básico para el conocimiento requiere periodos de años, los cuales muchas veces se contraponen con las necesidades de los pacientes, provocando la controversia en el mundo médico. Otro obstáculo para estos tratamientos son los seguros de salud: ya que estas modernas terapias no están incluidas en la póliza y también excluyen los tratamientos en el extranjero. Esto ha mantenido a los pacientes dependientes de su proveedor local de tratamiento y de sus habilidades, limitando su libertad para conseguir el mejor tratamiento posible.
Lo que ha cambiado sin embargo es el cliente. Ellos deciden cada vez más acerca de los implantes dentales y buscan activamente lo mejor para su salud, además cada vez son más móviles (viajan a donde se realizan). El paciente moderno no se basa solamente en el asesoramiento de "su" médico, también deciden por si mismos ya que están bien informados a través de internet del amplio abanico de tratamientos disponibles y valoran todas las opciones en todos los sentidos, sin respetar las fronteras políticas ni las limitaciones de su seguro, liberándose ya que el viaje y este tipo de tratamientos se han convertido en más baratos en relación con el ingreso promedio.
Pero todo esto es sólo un paso en la dirección correcta: este tipo de técnicas en última instancia, debe llegar a la parte inferior de la pirámide (un mercado tremendamente grande). En el camino hacia este objetivo la implantología convencional definitivamente pierde la carrera. Las personas que están situadas en la parte inferior de la pirámide social no pueden venir a sesiones regulares de revisión, ni pueden iniciar largos y costosos procedimientos de reconstrucciones óseas. Incluso aquellas personas que tienen el dinero para estos tratamientos, tienen que querer gastarlo, ya que quieren mejorar su salud manteniendo a la vez su estilo de vida, sin paradas. Esto requiere resultados inmediatos lo más mínimamente invasivos posibles.
Ahora su sentido común puede decidir por una opción de tratamiento de implantes para sus pacientes, que ofrece:
• Tratamiento sin ningún aumento óseo
• Tratamiento sin ningún período de espera
• Tratamiento sin procedimientos de reentrada múltiples complejas
• Tratamiento en pacientes con condiciones generales críticas y enfermedades sistémicas
• Tratamiento para los pacientes que han perdido los implantes antes (pero no la esperanza para el tratamiento)
• Tratamiento para fumadores y personas con enfermedades sistémicas..
• Tratamiento para pacientes oncológicos, tumores, traumas…etc,
Lo que antes solo era una visión se ha hecho realidad. Cada vez más los profesionales del sector en muchos países han apostado por la técnica de “Implantología Estratégica” como el tratamiento más adecuado en muchas de sus terapias.